Dejadme, por favor dejadme
que llore como una tarde de verano;
que mi ira espante al trueno
con el dolor que presenta hoy mi vida.
No me importa el mundo de hoy,
solo dejadme soñar con la muerte
manifestando la ira
que arrancó la vida
en aquella alcoba de lujuria
tras la sombra.
La locura está cerca de mi vida;
el pensamiento me arrastra al llanto
cuando en las ventanas de mi vida aparecen
aquellas siluetas
que se estrechan...
Misericordia hoy os ruego
Padre Eterno
ante el dolor que me ha sido acarreado
por aquel amor que ha burlado
la alabanza al destino.
Lágrimas hacen falta
para expresar el gran dolor
que atormenta mi vida
con las miserias de vivir.
Un camino que espanta,
se llevó para siempre al amor
que hundió en un día
